El poeta venezolano Rafael Cárdenas fue anunciado como ganador del Premio Cervantes, el mayor honor literario de la lengua española.
El ministro de Cultura español Miquel Iceta dio a conocer el jueves al ganador del premio otorgado por el gobierno de España.
Hace destilar de las palabras su esencia deslumbrante, colocándolas en el territorio dual del sueño y la vigilia, y haciendo que sus poemas sean una honda expresión de la existencia misma y del universo, poniéndolas también en una dimensión que es a la vez mística y terrenal
Así describía el jurado la poesía de Cárdenas
Y es que la poesía de Cadenas es capaz de crear un universo mágico, pero que, a la vez, está anclado a nuestra realidad, ya que nos invita a reflexionar sobre las cosas más relevantes de la vida a través de la lírica. Eso ha hecho que, a veces, su poesía sea comparada con el pensamiento filosófico
Por amor al arte y el socialismo
Desde temprana edad, Rafael Cárdenas combinó la pasión por la literatura con la militancia política en el Partido Comunista de Venezuela. Razón por la que sufrió cárcel y exilio durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Esa militancia también le ha llevado a comparar el gobierno de Nicolás Maduro con “una dictadura fascista”
Cárdenas, de 92 años, ha publicado más de 20 obras de poesía y ensayos, incluyendo los poemarios “Intemperie”, “Amante” y más recientemente “Contestaciones” de 2018.
Entre versos
A continuación se expondrán algunas de los versos creados por el poeta.
‘Derrota’ (1963), su poema más famoso
Escrito en 1963, Derrota es su poema más famoso y está considerado un referente de la poesía universal. En él, el autor expresa el desamparo de un joven idealista ante una realidad que pasó por encima a todos los de su generación.
Unos versos tan apasionados como desgarradores, que son el testimonio de una generación marcada por la imposibilidad de cambiarlas cosas, por su fracaso en construir ese mundo mejor al que aspiraban. El mejor retrato de esos jóvenes que sentían que el fracaso de la revolución en su país era su propio fracaso. A continuación un fragmento:
Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
….
mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente
me suicido al alcance de la mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros
y de mí hasta el día del juicio final.
‘Fracaso’, del libro ‘Falsas maniobras’
“Me has hecho humilde, silencioso y rebelde”; así se refiere Rafael Cardenas al sentimiento de Fracaso por no poder cambiar las cosas, en otro de sus poemas más famosos, incluido en el libro Falsas maniobras (1966).
Tú no existes.
Has sido inventado por la delirante soberbia.
¡Cuánto te debo!
Me levantaste a un nuevo rango limpiándome con una esponja áspera, lanzándome a mi verdadero campo de batalla, cediéndome las armas que el triunfo abandona.
Me has conducido de la mano a la única agua que me refleja.
Por ti yo no conozco la angustia de representar un papel, mantenerme a la fuerza en un escalón, trepar con esfuerzos propios, reñir las jerarquías, inflarme hasta reventar.
Me has hecho humilde, silencioso y rebelde.
Yo no te canto por lo que eres, sino por lo que no me has dejado ser. Por no darme otra vida. Por haberme ceñido.
Me has brindado solo desnudez.
‘Los cuadernos del destierro’ (1960)
Los cuadernos del destierro es el primer libro publicado por Rafael cadenas, dentro del grupo literario Tabla Redonda, en 1960. Está considerado un texto fundamental en la renovación poética iniciada en la década de 1960. Lo escribió durante los tres años de su exilio, por razones políticas, en la isla de Trinidad. El libro está compuesto de un único poema en prosa, presentado en treinta y un fragmentos, que relatan un viaje interior del poeta desde un pasado feliz hasta un presente decepcionante.
Pero el tiempo me había empobrecido.
Mi único caudal eran los botines arrancados al miedo.
De tanto dormir con la muerte sentía mi eternidad. De noche deliraba en las rodillas de la belleza. Presa de tenaces anillos,
a pesar de mi parsimonioso continente de animal invicto me guardaba de la transitoriedad incita a mis actos.
Magnificencia de la ignorancia. Brujos solemnes habían auscultado mi cuerpo sin poder arribar a un dictamen. Solo yo conocía
mi mal. Era -caso no infrecuente en los anales de los falsos desarrollos- la duda.
Yo nunca supe si fui escogido para trasladar revelaciones.
Nunca estuve seguro de mi cuerpo.
Nunca pude precisar si tenía una historia.
Yo ignoraba todo lo concerniente a mí ya mis ancestros.
Nunca creí que mis ojos, orejas, boca, nariz, piel, movimientos, gustos, dilecciones, aversiones me pertenecían enteramente.
Yo apenas sospechaba que había tierra, luz, agua, aire, que vivía y que estaba obligado a llevar mi cuerpo de un lado a otro, alimentándolo, limpiándolo, cuidándolo para que luciera presentable en el animado concierto de la honorabilidad ciudadana.
Mi mal era irrescatable.
Me sentía solo. Necesitaba a mi lado una mujer silenciosa, paciente y dúctil que me rodease con una voz.